Ese día, llegué a la uni con el estómago vacío. No me había dado tiempo para desayunar. Además, había más tráfico de lo que suele haber. Llegué tarde a mi primera clase y no pude armar valor para salir por algo de comer.
Cuando terminó la clase pasé a las maquinitas y compré un sándwich Lonchibon y una Coca-Cola. Llegué al salón y, como no había llegado nadie que ameritara que gastara mis preciados y escasos carbohidratos en saludar, me senté. Mi cuerpo me exigía comida y bebida, así que procedí a obedecerlo.
Concentrada en disfrutar la sensación de revigorización que invade el cuerpo al ingerir calorías, a duras penas noté la entrada de FresaMagna. Ésta entró con su eco: dos fresas de menor calibre. Igual que en una película hollywoodense, pasaron en frente de mí con la intención de demostrar que eran las reinas del salón.
FresaMagna exclamó: “O seaaaa, antes de comermeeee un Lonchibooooon, me como las croquetaaaas de mi perroooo.”. Una de las integrantes de su coro exclamó: “Obvioooo, güey, se ven asqueroooosoooos.” Pensaban seguir sus pasos mientras disfrutaban de mis lloriqueos, pero…
Alguien con más de dos neuronas funcionales, ante semejante pendejada, sólo puede reaccionar de una manera: la risa. Así que eso hice y entre risas contesté “¡¿Claro, ustedes sólo comen Caviar-to-go, verdaaaad. Ya les puso papi una sección gourmet en la caaaaafeeee?!”
¿Ustedes comerían algo TAAAAAAN ASQUEROOOOSOOO como un Lochibooooon? ¡O seaaaa!
1 comment:
Lonchibones FTW!!! Jaja,simplemente genial.
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